miércoles, 4 de diciembre de 2013

La mala alimentación en adolescentes
La mala alimentación en los adolescentes es la causa de muchas de las enfermedades que actualmente se presentan como son la  Hipoglicemia, Diabetes, Gastritis, Enfermedades de tipo mental, Enfermedades  Gastrointestinales, Anorexia, Bulimia, Cáncer Intestinal y Anemia. Por eso es importante crear una conciencia social acerca de una alimentación balanceada, de igual forma es importante orientarlos para no aceptar la influencia total de la publicidad, la cultura de la imagen perfecta y la propia influencia tanto familiar, como social.

¿Cuáles son los principales factores que influyen en la mala alimentación?
*INFLUENCIA PUBLICITARIA:
 Televisión, radio, panorámicos, prensa, Internet entre otros
*INFLUENCIA SOCIAL:
 Colegio, amigos,  centros comerciales  etc.
*INFLUENCIA FAMILIAR:
 Padres, hermanos, primos, tíos, pareja
 Los factores que influyen directamente sobre la alimentación son: disponibilidad de alimentos y hábitos alimentarios, como primordiales. Las empresas alimentarías conocen estos elementos y dirigen sus campañas publicitarias a influir sobre hábitos y prestigio social, ignorando conocimientos nutricionales.
Y las consecuencias de la mala alimentación  son:
Mala regulación menstrual (en las mujeres)
Debilitamiento de la estructura osea  (los huesos)
Orientación negativa para un futuro como madres o padres, por la falta de calcio y energía en el cuerpo
•Repercución psicológica para el desarrollo de un futuro, en los diferentes ámbitos
Problemática en las relaciones sociales
¿Cómo se dan este tipo de problemas?
Los adolescentes  conocen y manejan  el ciberespacio, buscan la felicidad inmediata. No necesitan un lugar especial para comer. Llaman al servicio a domicilio comen en su lugar de trabajo, sobre un escritorio, con papeles, notas y apuntes, mientras pulsan el teclado.
Otro grupo de menor edad y poder adquisitivo (ambos padres salen a trabajar) sólo atina a calentar salchichas y comerlas sentado en el sillón de la sala  viendo  televisión, desde la que promueven la salida del malestar mediante objetos externos o sustancias salvadoras (cerveza, cigarrillos, automóviles) o transgresiones alimentarías para luego tomar un energetizante y sentirse mejor, o la bebida de cola que siempre le hará disfrutar.
En el área de alimentación, lo económico tiene un gran peso. La venta masiva, uniformada, idéntica, antes mecanizada, ahora robotizada, abarata costos.
 Existe otro mundo de alimentos en el que se puede descubrir riquezas de aromas, texturas y sabores. Recuperar sensaciones gustativas olvidadas en ambientes más apacibles, más saludables, con menos velocidad.
 La realidad actual nos lleva a recuperar él hábito de cocinar y comer en el hogar como una necesidad económica imperiosa: la revalorización de las comidas caseras, con productos locales y de estación en recetas culinarias típicas. Esto acrecienta la identidad y rasgos culturales propios, recupera la biodiversidad.
 La producción y conservación típicas de alimentos favorece el desarrollo de microeconomías de regiones actualmente marginales con altos índices de desocupación. Esta propuesta puede transformar en parte el universo aburrido, donde el grueso de la población consume las mismas galletitas, similares fideos, quesos con gusto a papa, carnes con gusto a nada, tomates con sabor a fibras insípidas de laboratorio, frutas con maduración de refrigeración con incierto gusto.
¿Qué tanto influye el servicio a domicilio en este problema?
Muchos jóvenes resuelven rápido y fácil sus almuerzos o cenas: llaman a algunos de los números telefónicos de imanes que ofrecen comida, los cuales están pegados en la puerta del refrigerador. A los pocos minutos, otro adolescente que, montado en su moto, esquivó autos, peatones y semáforos, les entregará una pizza, una hamburguesa con papas fritas, soda o un jugo artificial para saciar su estómago. No les importa demasiado de qué manera les llegue el alimento, ni tampoco cómo lo coman: sin cubiertos ni servilletas, sin mantel y tomando directamente de la latita.

La alimentación insalubre y la falta de actividad física fomentan un rápido aumento de la obesidad entre los jóvenes. Muchas muertes prematuras se deben a comportamientos iniciados en la adolescencia, incluidos la adopción de malos patrones alimenticios.

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